El estilo naif

El estilo naif

publicado en: Cultura estética | 0

¿Te atreves a recuperar
el niño que llevamos dentro?

En La Casa Chiquita nos gusta rodearnos de la ingenuidad y nostalgia vital que nos ofrecen las posibilidades del estilo naïf.

A finales del siglo XIX Henri Rousseau experimenta con contornos definidos con mucha precisión pero abandonando la perspectiva y el dibujo. La ingenuidad se materializa en espontaneidad, colores brillantes y contrastados. Guarda ciertas reminiscencias con el arte infantil pero carente de un aprendizaje formal. Lo importante era la idea personal del artista, sin copia, sin academicismos. Había que transmitir sensaciones a través del color. La Casa Chiquita apuesta por una reinterpretación del estilo naïf para todas las estancias del hogar.

La Casa Chiquita - Naif

 Paradojas de la vida

 

De ahí que gran parte de los artistas que se inscribían en la nueva corriente naif eran autodidactas. Sin embargo, la falta de definición, la carencia de perspectiva y la torpeza en el dibujo lleva a un lenguaje plástico del color que se materializa en un nuevo movimiento. Una casa naif posee una fuerte potencia expresiva.

Inicialmente lo naïf o naif no era considerado un estilo. Todo lo contrario. Fue brutalmente criticado por los artistas y críticos del momento. Consideraban que la búsqueda de la ingenuidad como elemento de inspiración no era más que un subterfugio para esconder la falta de formación artística, estética y por supuesto, técnica.

 

Ingenuidad y despreocupación

Un hogar naif presenta cierta ingenuidad y espontaneidad en el uso de objetos y colores.

Normalmente tonos primarios, a veces brillantes, otros pasteles pero siempre contrastados.

Las habitaciones se diseñan bajo la simplicidad y no desde un punto de vista peyorativo.

Al contrario, el ambiente naif ofrece una visión del mundo sincera, carente de artificios y elementos sofisticados.

 

 

 

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